Una reseña multisensorial sobre Emily en París y las experiencias inmersivas
En 2020, 130 años después de la muerte de uno de los artistas más influyentes de la historia, Emily besaba a Gabriel. A su vez, Emily se hacía amiga de Camille, pareja de Gabriel. Sin que sepa sobre aquel beso, Camille invitó a ambos a una exposición inmersiva temática de Van Gogh. Esta es una escena de Emily en París (Temporada 1, capítulo 5), una de las series más vistas de Netflix.
En uno de los diálogos del capítulo, Emily Cooper, mientras observa la obra La noche estrellada, dice: Siento que estoy dentro de la pintura. Esta frase grafica en pocas palabras la intención de las experiencias multisensoriales. En este caso, la protagonista de la serie se refiere a Imagine Van Gogh, una muestra de arte inmersivo que hace cinco años recorre el mundo y durante 2022 llegó a varias ciudades de la Argentina.
El 29 de julio de 1890, en Auvers-sur-Oiseun, un pequeño pueblo francés a 30 kilómetros de París, moría Vincent Van Gogh y empezaba a nacer una leyenda (¿o una experiencia inmersiva?).
El nuevo primitivismo
Es difícil marcar el hito donde nacieron este tipo de experiencias. Algunos autores como Miguel Álvarez Fernández, en su ensayo El arte inmersivo como nuevo primitivismo, dice que hay que remontarse a miles de años atrás. La cosa viene de antiguo. Ese particular tipo de relación con lo sonoro que podemos denominar inmersivo nos acompañó desde siempre. Esta fusión primigenia entre lo acústico, lo visual y lo espacial enlaza con algunos planteamientos recientes del llamado arte de los nuevos medios caracterizados por su vocación inmersiva.
¿Es un show? ¿Es un espectáculo? ¿Es una fiesta? Es lo que vos querés que sea. Así invita desde las redes sociales el proyecto Real Self BA, que se autodenomina la primera experiencia inmersiva en total anonimato, una especie de Banksy de este tipo de representación del arte.
Inmersión es un término muy utilizado, pero casi nunca se explica. Proviene de la industria del cine y significa introducirse por completo en otro mundo (artificial), en contraste con la metáfora de una ventana a través de la cual se observa lo que pasa desde fuera. En el contexto de la realidad virtual, la inmersión se produce cuando el usuario se olvida de que está en un mundo artificial; es decir, lo vive con los cinco sentidos y, a diferencia de la inmersión cinematográfica, interactúa con el entorno virtual, explica Nikolai Bockholt en el texto Realidad virtual, realidad aumentada, realidad mixta. y ¿qué significa inmersión realmente?, publicado en el blog de Think with Google.
Un show, un espectáculo, una fiesta
Si bien hace 35 años no existía la tecnología actual, esta fue la inspiración inicial de las experiencias inmersivas actuales. Una de ellas fue la que realizamos para Funcional y Voran, dos marcas de calzados de seguridad locales de la empresa Maincal S.A.
Durante agosto de este año en la Ciudad de Buenos Aires, se desarrolló Intersec, un evento internacional que reúne a empresarios, usuarios y profesionales del sector seguridad. Allí, se destacó una experiencia inmersiva dentro de un cubo de pantallas LED 360, que durante algunos minutos generaba la sensación de estar en contacto con todos los elementos de la naturaleza en simultáneo.
Con esta acción, se afirmó el liderazgo de la marca a través de la tecnología y la innovación, generó una experiencia y espacio de encuentro dentro del stand y llegar a los clientes con información destacada de los productos.
Entonces, por más que este tipo de experiencias hayan nacido en la esfera del arte, las marcas también pueden apropiarse de ellas. O como dice Think With Google, una iniciativa para llevar el marketing a otro nivel: Los vídeos en 360º, la realidad virtual y la realidad aumentada son tecnologías nuevas que dan una oportunidad de oro a las marcas y los anunciantes para captar la atención de sus consumidores de varias formas. La inmersión ofrece una experiencia extraordinaria, repleta de sensaciones, que refuerza la relación con los clientes y el reconocimiento de marca. El resultado es una experiencia mucho más eficaz en comparación con los métodos tradicionales. Además, si estas estrategias integran contenido de calidad y se utilizan en el momento adecuado, la historia puede tener el mejor final posible tanto para el cliente como para la marca.
En 1977, Albert Plécy, un fotógrafo y cineasta francés, creó la primera exposición de arte inmersivo. Allí transformó una antigua mina subterránea en un espacio inmersivo al que llamó Cathédrale dImages (Catedral de las Imágenes). Los visitantes se sumergían totalmente en las proyecciones de los cuadros mediante su nueva técnica de Image Totale, informa la página oficial de Imagine Van Gogh.