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Ser padre

Por Hernán Campos Arancibia


Prólogo.
Procrastinar frente a la computadora en el momento que te planteas escribir sobre lo que es ser papá es demasiado fácil. Cuando por fin encuentro el momento para sentarme a hacer una de las cosas que te gustan, la cabeza me dice: "mate", me preparo el mate. Me siento, abro Evernote, abro YouTube y comienzan a aparecer las recomendaciones de videos como "efecto mozart", "melodías para dormir bebecitos", "mini beats power rockers" y muchos más. Mientras veo eso, pierdo importantes minutos pensando en qué disco poner para escribir tranquilo sobre qué es ser padre. Lo primero que se me viene a la mente es la expresión mexicana "Qué padre", "padrísimo", luego vino el "yo soy tu padre" y después vino Simón. Lo que me hizo pensar en que Simón es mi hijo, no mi padre. AVISO IMPORTANTE: el tema de la paternidad me pone un poco sensible por lo que si no tienes ganas de leer una cursilería considera al punto que viene a continuación como el punto final. Oh, veo que sigues leyendo, desde ya gracias. Cuando pienso en "Padre" pienso por qué papá lleva tilde en la a y padre no lleva en el e. También me pongo a pensar en un trinomio. Pienso en mi hijo Simón, de casi 11 meses que es un sol, en Santi, el hijo de mi mujer que me ha enseñado que un hijo no tiene que ser biológico para parecerse a ti. Pienso en mi papá, y en que sería lindo poder verlo este domingo y darle un abrazo. Pienso en mí y en cómo me cambió la vida hace 19 meses atrás. El trinomio sería entonces Padre_Hijo_YoPadre.

Parte 1. Padre. 
Ahora entiendo todo.
Nah, mentira. No le hagan caso al título pero quiero dejar claro que ahora que soy padre es tan fácil comprender un abrazo, un te quiero, los enojos y mil situaciones en la relación padre-hijo que tuve. Quizás es la distancia o que la fecha que me pone sensible, pero hoy, que solo es posible ver a mi viejo desde una videollamada o en algunas vacaciones, lo único que puedo decir es gracias e imaginar el abrazo que me gustaría darle. Esos que son con fuerza, esos que se toman su tiempo haciendo que las palabras sobren. Si lo pienso bien, son abrazos que trasladan, que muestran escenas de tiempos pasados que te hacen comprender que para un padre el amor por su hijo es inmensurable. Hoy que soy padre, me puedo dar cuenta de lo importante que puede ser un "te quiero papá". Quizás el mejor regalo después de una PS4. 

Parte 2. Yo Padre.
Día inolvidable
Tenía como 14 años cuando fui a Fantasilandia, un parque de diversiones que queda en Santiago de Chile. Me acuerdo que uno de los juegos que habían era el Boomerang que era una montaña rusa que tenía la particularidad de hacer su recorrido en 15 segundos y cuando terminaba retrocedía a la misma velocidad de ida. Recuerdo que hice una cola como de 40 minutos para un recorrido de 30 segundos, pero no importaba. Creía en ese momento que valía la pena. Vivir el vértigo, la adrenalina, a los 14, yeah... Llega mi turno y con sensaciones en la panza, salgo corriendo y me siento en el tercer vagón. Baja el protector de seguridad, ese que va sobre los hombros y uno debe afirmarse con ambas manos. Baja y siento que queda suelto, como a unos 5 cm de mi cuerpo. Intento bajarlo un poco más, no puedo. Cuando le voy a decir al supervisor, siento el latigazo y todo se comienza a mover. Nerviosismo, alegría, miedo, golpes, náuseas, tranquilidad y empezamos pero hacia atrás. Creo que la experiencia del Boomerang es lo más parecido de ser padre. Desde el día que me enteré, el crecimiento de la panza, el inolvidable día del nacimiento, el factor AG, el desorden de casa, el juguete que pisas cuando caminas descalzo en la oscuridad y la imposibilidad de putear por el dolor, el difícil momento en que tenés que retarlo porque quiere meter los dedos al enchufe, el desorden de casa ¿lo dije?, y las mil cosas más que te van asustando y alegrando el día a día. Hoy que soy padre, no me imagino la vida de otra manera, cada día al despertar me doy cuenta que el protector está un poco suelto y cuando voy a hacer algo ya estoy en movimiento, disfrutando de las náuseas, de mis miedos, de mi vida. 

Parte 3. Hijo.
Recuerdo el día que me enteré que iba a ser papá.
Recuerdo ese día como si fuese el jueves de la semana pasada. Recuerdo que esa tarde recibí de mi mujer una foto de su billetera dentro de un container de basura. El "cómo pasó eso" pertenece a otra historia. De todas maneras creo que el universo en ese momento me trató de decir algo. Algo que hoy, escribiendo esto, casi 18 meses después, recién entiendo. Pañales, baberos, leche, nebulizador. La lista de cosas que tienes que tener presente para el antes y después que nace tu hijo es inagotable. Es ahí donde entra el miedo a escena y te pregunta si vas a ser capaz de cumplir con todo lo que se te viene por delante. Y la verdad es que es un miedo al que hay que invitarlo a quedarse y acostumbrarse a verle la cara. Primero es si vas a ser capaz económicamente y ahí te das cuenta que antes gastabas plata en cosas que eran totalmente innecesarias. Después el miedo va por si respira bien mientras duerme o cuando le das la comida y se ahoga o cuando se le acerca el gato, en fin creo que la responsabilidad es lo que asusta pero es una responsabilidad que hace bien, que te divierte, que te asombra y te hace escribir boludeces.

Parte final. Conclusión.
Entonces
Ser padre es doloroso, ni te explico el dolor de cuello y espalda. Ser padre da miedo, todo lo que te dijeron de la paternidad es así, nadie exagera. Eso que no vas a dormir es posta. Hoy me da vergüenza decir una vez más que anoche no pude dormir. Ser padre es hermoso. Te hace sentirte y estar vivo. Feliz día del padre. Muchas gracias Ximena, muchas gracias hijos.